25 de marzo de 2008

El 11 de Marzo de 2008, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, se realizó una sesión especial por el Día de la Mujer, convocada por la Comisión de la Mujer y presidida por la Vicejefa Gabriela Michetti.
Alrededor de 40 mujeres líderes en distintos ámbitos fuimos invitadas a hablar durante dos minutos. El resto de las 60 bancas las ocuparon legisladoras de las distintas bancadas de los partidos políticos.
Yo fui invitada a participar por la Diputada Diana Maffia. Aquí se encuentran los temas centrales de mi exposición.

Las mujeres en las organizaciones: ¿Hacia un cambio de paradigma

Las voces que hoy se escuchan son un compromiso para avanzar hacia la equidad. Es importante reconocernos, nombrarnos.
Las mujeres transitamos dentro de las organizaciones desde siempre, sin embargo estamos y no estamos.
Nacemos, crecemos, nos desarrollamos dentro de organizaciones: Hospitales, escuelas, empresas, partidos políticos. Muchas de ellas son espacios de trabajo donde transcurren varias horas de nuestras vidas, y a su vez son ámbitos de integración social muy importantes para los individuos. La mayoría de las organizaciones fueron creadas por hombres y son sistemas sociales abiertos y complejos que reproducen las pautas patriarcales de las sociedades donde están inmersas.

Hace más de 30 años que me recibí en la Facultad de Ciencias Económicas donde, en los '70, los libros y artículos de administración hablaban del “hombre en las organizaciones”. Estos textos todavía siguen vigentes en las aulas universitarias donde se forman muchas mujeres y varones que trabajan en organizaciones. Los modelos mentales y académicos siguen reproduciendo una imagen patriarcal dentro de las instituciones.

Sin embargo, mucho hemos avanzado en las últimas décadas. Los estudios, investigaciones, luchas de organizaciones de mujeres, apoyadas por organismos internacionales, en particular las Naciones Unidas, que impulsaron conferencias, convenciones, tratados, recomendaciones y hasta un hecho cultural de las dimensiones de la 'década de la mujer', fueron abriendo el campo a un área de conocimiento que atraviesa múltiples disciplinas.


¿QUÉ ESTAMOS TRATANDO DE CAMBIAR?

o Necesitamos mujeres y varones concientes de las asimetrías que todavía persisten en la mayoría de las organizaciones (conocimientos, habilidades, conciencia política y de género, compromiso);
o Necesitamos mejorar las condiciones de las mujeres (derechos y recursos, acceso a condiciones dignas y no discriminatorias)
o Necesitamos cambios en las estructuras (menos jerárquicas y más representativas) y culturas organizacionales más diversas y participativas.

Ninguno de estos cambios sucederá sin la participación y el compromiso activo de agentes de cambio (varones y mujeres) que actúen dentro de las organizaciones.

La importancia de las tres “C”:

Lo Cuantitativo es importante, las leyes de cuotas o cupos, aportan un primer paso necesario para hacer visible lo invisible, que existan mujeres en los lugares donde nunca antes pudieron acceder.

* Mantener rigor en la explicación de cuotas a diferentes niveles, ser contundentes en denuncias de actitudes negativas.

Lo Cualitativo, tambièn es prioritario más allá de la representación numérica: mujeres con conciencia y compromiso. Saber explicitar y hacer entender qué representa la conciencia de género: “por qué y para qué queremos representación”.

* Lo cualitativo es prioritario más allá de la representación numérica.

* Saber explicitar y hacer entender qué representa la conciencia de género: “por qué y para qué queremos mayor representación”.

Por último, la Continuidad de nuestras presencias. En general, las mujeres somos más “renovables”, más prescindibles. Entramos y salimos de la vida pública. En el ámbito legislativo, por ejemplo, en muchos casos no renuevan sus bancas o lo hacen en menor porcentaje que sus pares masculinos , con lo cual su experiencia se encuentra limitada y sus consolidaciones son precarias.

Tener presente estas visiones es importante para enfrentar los desafíos que aparecen al transitar dentro de las organizaciones. Es importante sortearlos y convertirnos en agentes de cambio para lograr las transformaciones necesarias que posibiliten una equidad de género en las instituciones. Dentro de las organizaciones y redes de mujeres, deben existir compromisos y pactos mínimos de no competitividad en pos de los objetivos que deseamos alcanzar, y necesariamente debemos incluir a los varones en el camino hacia la transformación de las organizaciones.

Creemos firmemente que ha llegado el momento para que la cultura del poder masculino, representado en la mayoría de las organizaciones y la cultura del cuidado femenina, sean compartidas por mujeres y varones en relaciones de igualdad y equidad en la esfera pública y privada.

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